domingo, 23 de abril de 2017

HISTORIA y REVOLUCIÓN: Así fue la toma del Fortín de Acosasco en la insurrección el 7 de julio de 1979 en León, Capital de la Revolución Sandinista

Todo un pueblo en León, Nicaragua, participó en la insurrección los primeros días del mes de junio del 1979 en contra la tirania Somocista. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


HISTORIA y REVOLUCIÓN:

Así fue la toma del Fortín de Acosasco en la insurrección el 7 de julio de 1979 en León, Capital de la Revolución Sandinista

Por Dick & Miriam Emanuelsson, Resumen Latinoamericano

¡A restaurar el Fortín y reconstruir para que las nuevas generaciones no olviden la historia de un pueblo heroico!

En este reportaje desde “La Capital de la Revolución”, la ciudad de León, liberada 12 días antes de la victoria, los reporteros Dick & Miriam Emanuelsson conversan con ex combatientes sandinistas. Ellos participaron en la insurrección de la segunda ciudad de Nicaragua así como en la liberación de León y el emblemático Fortín de Acosasco. El Fortín fue un centro de tortura, impenetrable por su posición geográfica y topográfica excelente de punto de vista militar. Ahí fueron torturados, interrogados y ejecutados centenares de presos sandinistas por la Guardia Somocista.

Hoy, la tarea que se han puesto estos veteranos guerrilleros, es restaurar el Fortín para que sirva como un visible monumento y museo para esta y próximas generaciones de jóvenes nicaragüenses.

Desde el Fortín Acosasco se tiene una vista a todos los flancos y una posición excelente para combatir al enemigo que viene del Mar Pacífico. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


LEÓN, NICARAGUA, 7 DE JULIO DE 1979: Metro por metro avanzan las columnas guerrilleras hacia el inexpugnable Fortín de Acosasco. Paralelamente va con velocidad lenta un equipo móvil de la emisora Radio Venceremos, órgano oficial del Frente Sandinista de Liberación Nacional. El encargado de la radio, Edmundo Icaza toma el micrófono y con una voz jadeante narra en directo el avance de la guerrilla a través de la frecuencia de onda corta de la radio, contando que faltan pocos metros para llegar al Fortín en donde la Guardia escapa pero es perseguida por los guerrilleros del Frente Sandinista.


DESPUÉS UN MES DE COMBATES callejeros en León al fin los habitantes pudieron salir a las calles para festejar, pero también para exegir castigo a los verdugos sanguinarios del pueblo. Una de las peores dictaduras de Latinoamérica, la dinastía Somocista, había llegado a su fin. Fue una dictadura creada y respaldada por los gobiernos de turno de los Estados Unidos. En su ”Hoja de Vida” se registraba el asesinato en 1936 del Heroe Nacional Augusto César Sandino. Más de 50.000 nicaraguenses habían sido asesinados por esa Guardia Nacional que fundó EE.UU. bajo el mando del primer Somoza: Anastasio ”Tacho” Somoza Garcia.

El último baile de Somoza en León .
Pasaron 20 años desde el asesinato de Sandino. El reloj marcaba las 23.20 el 21 de septiembre de 1956. El Partido Liberal Nacionalista (PLN) festejaba que había lanzado nuevamente a Somoza como su candidato presidencial, un hecho netamente formal en un país en donde el Dictador se vestía en ropas democráticas. Somoza se movía alegremente en el baile en la “Casa del Obrero” en León donde se había efectuado el proceso de la postulación del Dictador al tono de la música del “Caballo Negro”. Lo que no vio o no notó fue el joven poeta de 28 años, Rigoberto Lopez Perez, que se había levantado de su silla y se acercaba a Somoza con una sonrisa cuando sacó su Smith&Wesson, de calibre 38 disparando cinco veces contra el Hombre de los Gringos que cayó mortalmente herido al piso.

El joven poeta Rigoberto López Pérez.


Anastasio Somoza y Jack Murphy, un congresista
estadounidense que estudiaba junto con Somoza
en West point.
EL HIJO, ANASTASIO SOMOZA DEBAYLE, fue el natural heredero del poder. A sus 10 años de vida fue enviado a Estados Unidos y su carrera fue coronada 1943, cuando a la edad de 17 años comenzó a estudiar en West Point, la Academía de Guerra de EE.UU.

Cuando la Revolución Sandinista se había convertido en un hecho indiscutible el 19 de julio de 1979, Anastasio huyó con la guaca del estado (el Banco Nacional) a Miami, lugar donde frecuentemente arriban los diferentes dictadores latinoamericanos cuando son derrocados por sus propios pueblos. Pero el presidente entonces, Jimmy Carter, sorprendió al mundo negando a Somoza asilo y un lugar tranquilo donde terminar sus días. El sucesor de Carter, el demócrata y ex presidente Franklin D Roosevelt, expresó una vez acerca de las críticas por las excelentes relaciones entre EE.UU y la dictadura de Somoza que “Tal vez Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

Para Somoza no hubo otra alternativa que la de volar donde su íntimo amigo en el Paraguay, el dictador militar general Alfredo Stroessner (1953-1989). Pero fue un exilio corto, porque el 18 de septiembre de 1980 el carro blindado de en el que viajaba con sus escoltas cayó en una emboscada en la capital Asunción, acción militar ejecutada por el movimiento argentino Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP. La Dinastía Somocista ese día fue definitiva y literalmente enterrada.

Los restos del carro de Somoza después del "Bazukazo" en la capital paraguaya, acción armada ejecutada por el ERP.


El Fortín como defensa a los Piratas

EL SOL BRILLA Y CALIENTA SIN PIEDAD la mañana dominical cuando llegamos al Fortín de Acosasco. Fue el último bastión que la Guardia controlaba, prácticamente imposible de tomar. Fue construido 1889 por el entonces presidente conservador Roberto Sacasa. El motivo era defender León de los piratas que operaban en ambas costas de la “Cintura de América”. Con la dictadura somocista fue convertido en una base en donde los enemigos a la dictadura eran torturados y asesinados.

Con el triunfo del 19 de julio de 1979 el Fortín fue gradualmente abandonado y a partir de 1990 se convirtió en un escondite de ladrones. Las rejas de las celdas u otro tipo de hierro del Fortín fueron desmontadas y vendidas como chatarra. La humedad tropical invadió a los calabozos que fueron deteriorados.


EL AÑO 2012 EXCOMBATIENTES SANDINISTAS fundaron un grupo de trabajo que con el respaldo del alcalde y el concejo de León quiere restaurar el Fortín para mantenerlo vivo como un museo. Turistas extranjeros siempre nos preguntan sobre el Fortín. Pero faltan recursos económicos, dice Edgar Lanza Casas, ex combatiente del pelotón sandinista Abraham Zapata del barrio Zaragoza, cuando comenzamos nuestra excursión en el Fortín, construido como un triángulo.

Nosotros nunca pudimos tomar el Fortín de Acosasco, era impenetrable. A partir del 3 de julio, cuando comenzó la insurrección o la ofensiva final que encabezó el Frente Sandinista, se intensificó el cerco al Fortín. La Guardia salió (del Fortín) por que la estratégia fue desabastecerlos, no permitir que les llegaran ni armas ni municiones o comida.

Omar Iglesias cuenta sobre el rol del Fortín durante su existencia. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


Video:
Así fue la toma del Fortín de Acosasco en la insurrección el 7 de julio de 1979 en León, Capital de la Revolución Sandinista

https://vimeo.com/981954533



Tomada la tenebrosa cárcel “la 21” y el Comando


Omar Iglesias, otro de los combatientes, cuenta que el plan militar del Frente Sandinista era dispersar a la Guardia Nacional en todo el país. En León fueron atacados al mismo tiempo los puntos estratégicos más importantes de la Guardia. Fueron El Comando de la GN, la cárcel “La 21”, el aeropuerto Godoy, el Banco Central y el Hospital. A la vez fueron colocados comandos sandinistas en la salida de las carreteras hacía la capital Managua, a la ciudad Chinandega y a la carretera que se dirigía hacia el Fortín. Los comandos tenían la tarea de emboscar los refuerzos enviados para aliviar la presión en los cinco puntos estratégicos y cercados en León.

– Todos esos puntos eran estratégicos y la Guardia no tenía por donde entrar porque estaban rodeados.

– Al principio de la insurrección tuvimos muchos muertos producto de la inexperiencia. Después vinieron compañeros con más experiencia y tuvimos un buen resultado. Y ahí la Guardia iba retrocediendo hasta que venimos y los hacemos recular a la “21” y el Comando (general de la GN). Llegó un momento cuando el 16 de junio de 1979, la Guardia abandona “la 21” y se viene para el Fortín. Lograron romper el cerco tanto de los “Terceristas” como los de “GPP” (dos de las tres “tendencias internas del Frente que en 1975 se había dividido pero se unió en la insurrección del 1978-79), subraya Omar y sigue su relato:

– El 20 de junio se da la liberación del Comando. Pero antes de eso tuvimos que perder algunas vidas valiosas de compañeros combatientes y también comandantes al mismo tiempo que habían estado con nosotros casi todo el tiempo de la insurrección. Entre muchos Vicente Patiño, un ecuatoriano conocido como “Ariel”.

Combatientes sandinistas en combate en una de las calles de León.


Adentro del Comando se encontraba  en esos días de la confrontación militar el máximo jefe de la Guardia Nacional en León, el Mayor General Gonzalo Evertz, alias ”Vulcano”. Ante el hecho de la derrota militar, el general tomó civiles como rehenes y puso a los sandinistas ante un delicado problema; matar al general que estaba en medio de una multitud y arriesgar matar a civiles o permitir que se trasladara al Fortín. Se eligió la segunda alternativa. El general fue rescatado el 7 de julio por un helicóptero militar cuando el Fortín estaba totalmente cercado y los soldados de la Guardia Somocista huían hacia Puerto Sandino.



Ricardo Baltodano, que en el 1979 luchaba bajo el alias de “Lucas” era uno de los combatientes sandinistas que entró al Comando el 20 de junio. En un programa radial en el año 2001decia:

“Los guardias habían hecho un hoyo en la pared del Comando, por cierto se las fui a enseñar a mis estudiantes de historia un día de éstos, y en la casa de al lado estaba la fosa, donde enterraron las armas y encima les pusieron los cadáveres. Cuando nosotros llegamos, ya estaban en descomposición; en ese momento estaban engusanados. A mí hasta me dio hepatitis por haber manipulado esos muertos.

Las armas estaban amarradas en moños. Yo puse los primeros moños en la camioneta y los Terceristas me los quitaban, y se dio un forcejeo entre la Dora María, “La China” y Mauricio. Yo me llevé unas ochenta armas. Me las llevé a donde un colaborador de Zaragoza y delegué a un combatiente de la Unidad de Combate Carlos Agüero, quien pasó varios días limpiándolas y armándolas. Luego me dieron la orientación de cómo se iban a repartir. El hedor no se les pegó tanto, porque estaban bastante engrasadas.

Ése fue el lote de la GPP, pues los Terceristas querían quedarse con todo. Sobre el propio lugar se dividen las armas. La China me las manda a dejar. Y luego regreso y me llevo a los guardias” [1].




Las destacadas mujeres combatientes

Al interior de la guerrilla sandinista se destacaron sobre todo las mujeres. Los combatientes que habían sido apostados en la falda de la montaña donde estaba ubicado el Fortín fueron comandados por la comandante guerrillea Leticia Herrera, alias “Miriam. Andrés Lara, que en esos días tenía 18 años se recuerda esos días como fueran ayer cuando participaba en la toma del Fortín bajo el mando de “Miriam”:

– Venimos el 7 de julio (al Fortín) cuando la Guardia salía desbandada y la seguíamos. Pero aquí, dice y hace un gesto con la mano hacia las trincheras, la Guardia no dio lugar. Llegaron compañeros, tomaron posiciones pero la Guardia ya era aniquilada.

– Les tocaba de salir (los sobrevivientes guardias) del Fortín y los seguíamos, pese a los helicópteros y aviones dándonos balas hasta llegar a Puerto Sandino, unos 25 kilómetros del Fortín. Ahí estaban esperando unas pangas, barcos de la Guardia. Nosotros regresamos al Fortín.

Cuenta que había cascos y uniformes de guerra de la Guardia tirados ya que los guardias se dieron cuenta que el juego ya estaba perdido. Trataron de mezclarse con la población civil para evitar ser tomados como prisioneros de guerra. Lara hace un gesto con la mano, indicando un rincón al lado el muro del Fortín, donde había una fosa con cadáveres de toda clase de presos.

Andrés Lara tenía 18 años cuando participaba en la toma del Fortín. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


Dicen que aquí hay unos 50 guardias enterrados. . .

– No solo guardias sino también compañeros y luchadores políticos. Aquí los traían para asesinarlos.

¿Cuántos guardias permanecían apostados aquí?

– Eran por lo menos mil guardias. Esto era al mismo tiempo un lugar de tránsito, un lugar de descanso. Difícil decir exacto pero eran bastantes. Cuando el Frente los presionó salieron en desbandada. La liberación de este pueblo costó, a sangre y fuego se hizo.

¿Sentía mucho júbilo por que León estaba prácticamente liberada de la Guardia?

– Si, porque el Fortín era lo último que tenía la Guardia.

Video:
“Aquí estaba la cárcel y aquí torturaban”



El Búnker del Fortín y la tortura

Es húmedo y refrescante cuando bajamos por la grada y entramos al Búnker del Fortín. Es totalmente redondo y contra las que fueron las paredes estaban las celdas de los presos políticos. Segustín Reyes Hernández, como guerrillero sandinista llamado ´William´, pertenecía a la Columna Carlos Manuel Jarquín y operaba en León y en otras partes del país con sus hermanos de guerra. Hace gestos con la mano para indicar las celdas y la pila en donde los verdugos de la Guardia Nacional metían sus víctimas en agua mezclada con sal para que la piel del preso se secara.

En el arduo trabajo para reconstruir el Fortín como un museo y lugar emblemático por la lucha heroica del pueblo sandinista, los entusiastas como Segustín y Omar han recopilado los nombres y apellidos de los presos que fueron traídos al Fortín, vivos y muertos. Son muchos.

Entre las historias rescatadas de la lucha contra la dictadura somocista figura el relato de como fueron encontrados 200 cuerpos de sandinistas o luchadores políticos que habían sido presos en el Fortín y que fueron ejecutados y enterrados en el terreno de un matorral en las cercanías del Fortín.

– Aquí al lado (del Fortín) estaba el Repollal, donde llevaban todos los chavalos que agarraban presos en León y ahí los mataban. Ahí mismo hacían el hoyo y “ruung” quedaba ahí, pues, dice Segustín.

Otros personajes como el poeta Guillermo Ramos, con 70 años de edad se recuerda también la época de los Somoza el gran terror de los días oscuros de “El Repollal”, como llamaban al montoso terreno alrededor del Fortín de Acosasco, “ya que cualquier preso que era enviado a ese lugar difícilmente regresaba con vida a su casa. Es más, nunca se sabía su paradero”, indica. Los asesinados quedaban al aire libre, y sus calaveras esparcidas por el  terreno de lejos se miraban como repollos.




El ex alcalde de León, Dr. Rigoberto Sampson:

Recuerdo que de chavalos hacíamos caminatas a la orilla del río y escuchábamos los desgarradores gritos de los presos que iban a ser ejecutados. Después de varios tiros, el silencio reinaba en el lugar y nosotros temerosos deteníamos el paseo”, dice.

En esta pila fueron colocados los presos en el agua y se aplicaba las corrientes de energía, como enseña Seguistín Reyes Hernández. FOTO. MIRIAM EMANUELSSON.


Las Celdas y las Pilas de la Tortura

Cuando entramos a las celdas una bandada de murciélagos casi nos choca con nuestras caras, los animales asustados por la inesperada visita. Tienen su escondite en las oscuras celdas donde eran trasladados los presos políticos antes de ser torturados o ejecutados.

En las celdas, dice Benito Lacayo, cabía según el ánimo de la Guardia.

– Me detuvo la Guardia Nacional en medio de la lucha de la guerra porque anduve en una misión. Los Guardias no estaban en sus cinco sentidos, sino bien drogados, con los ojos chinos. Y nos amenazaban; “¡Si los vemos otra vez los matamos”! Así reaccionaron por su carácter represor y de ejército interventor.

Llegamos a “La Pila”. Una angosta construcción, quizás 50 centímetros por cuatro metros y una profundidad de un metro. El agua entraba por una punta de la pila y salía por la otra. Adentro había cables de electricidad en donde los presos eran torturados. Los gritos estremecían a los demás presos en el Búnker.

Benito Lacayo del Grupo de Trabajo por la restauración del Fortín. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


La Pila de Salitre

A unos diez metros afuera el Búnker y en una ligera bajada desde la cocina del Fortín aparece “la Pila de  Salitre”. El calor es sofocante este domingo. A medio día la temperatura llega a 35-38 grados. Segustín cuenta sobre cómo la Guardia torturaba a los presos en esta pila donde el agua llegaba hasta el cuello. Ahora está lleno de vegetación pero en esa época se llenaba con seres humanos.

– No solo la llenaban con agua sino también con sal. El sol ardiente y el agua mezclada con la sal secaba terriblemente el cuerpo del preso.



Internacionalista uruguayo y el Fortín

Vamos a la entrada del Fortín y a su lado izquierdo esta “El Horno”. En la distancia vemos que se ve como una terraza fundida en cemento con las medidas 6-7 metros largo y 1.20 metros ancho. Encima está escrito ¡“FSLN-VIVA LA REVOLUCIÓN”! En el medio de la terraza hay un hueco. Cuando nos acercamos vemos que tiene una entrada al lado izquierdo que era una “minicelda” con una altura máxima de no más de 70-80 centímetros. Es decir, era imposible de estar parado en lo que debería haber sido un terrible horno de tortura.

Video: Así se torturaba en el “Horno”

Nos acompaña Jorge Capelán, un internacionalista que a la edad de 14 años acompañó 1976 su madre, una activista política, al exilio debido del golpe militar en el Uruguay, en junio de 1973. Llegaron a Venezuela pero cuando triunfó la revolución sandinista en julio 1979, llegaron a la tierra de Sandino. Un año antes que ganara 1990 la candidata del imperio estadounidense, Violeta Chamorro, Jorge arribó al sur de Suecia donde nos conocimos. Con la victoria nuevamente del sandinismo en noviembre del 2006, Jorge se preparó para regresar a lo que ha sido para él su segunda patria, Nicaragua. Trabaja con el portal de la emisora Radio la Primerisima desde León. Participa con entusiasmo en el proyecto de restaurar el Fortín como mueso.

Jorge Capelán, internacionalista uruguayo que en su tiempo Libre de la Radio la Primerísima se dedica a trabajar por la restauración del Fortín. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


El Horno de tortura

El sol ahora arde y en el cemento del “Horno” se pueden freír huevos. La camisa se siente como empapada y la mochila en la espalda con cámaras y cables está pegada como un chicle.

– No hacía falta estudiar marxismo para odiar al somocismo, dice y mira al hoyo donde los guardias metían a los presos.

– Yo no estuve en la insurrección, como los combatientes que quieren rescatar y reconstruir la Memoria de la guerra de liberación. Yo estuve en la otra guerra en contra los Contras. Era miembro de la Juventud Sandinista (JS 19 de Julio) pero estuve también en el Ministerio de Agricultura y del Ministerio de Educación. Trabajé casi todo el tiempo en zonas de guerra. En el municipio de Somotillo, cerca la frontera con Honduras y estuve movilizado varias veces en las Batallones de la Reserva.

Dice que había muchos latinoamericanos exiliados de diferentes países en Nicaragua en esa época. Con el triunfo de la Revolución, que en los últimos meses prácticamente fue reportado en vivo, sobre todo de un periodista mexicano, eso motivó a muchísima gente de moverse hacia Nicaragua. En esa época el Cono Sur era controlado por dictaduras militares en Chile, Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay. La perspectiva después de la arremetida terrible expresada en “Operación Condor”, era muy oscura. Pero con el triunfo sandinista en Nicaragua la gente comenzó a respirar lucha y combate en todo el continente latinoamericano.

– Yo conocí mucha gente que entró combatiendo, entre ellos uruguayos. Un joven venezolano solo de 16 años vino a Nicaragua para incorporarse. Y como a los tres meses vino la mamá para buscarlo, cuenta y tira una carcajada sobre la anécdota. Ilustra muy bien el impresionante entusiasmo y alegría popular en América Latina por el triunfo sandinista en esos años, a pesar de la Guerra de Intervención estadounidense a Nicaragua.

"El Horno", o mejor dicho; El Literal Infierno para el preso que fue sometido a las más bestiales torturas en el hueco donde la temperatura era hacia 90-100 grados. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


¿Se lo llevó al hijo?

– Si, si, se lo llevó. ¿”Que haces aquí, chico”? y se ríe otra vez.

– Aquí llegaba todo el mundo. En el centro de León llegó el famoso poeta Allan Ginsberg de Estados Unidos, recitando.

No quiere decir que esa euforia sea la misma en 2017, dice. Los retos hoy en día son enormes, todo un aparato cultural e ideológico bombardea a la juventud y al pueblo 24 horas al día, por supuesto que eso tiene defectos en la conciencia del pueblo, reconoce.

– Por eso el proyecto del Fortín es importante. No hay que olvidar que aquí hubo tres gobiernos neoliberales durante 16 años, gobiernos que intentaron abolir la historia. Un ministro de educación, Humberto Belli, trató de quemar las cartillas de la Alfabetización. Es la conciencia del Siglo XXI y el Siglo XXI es así, para bien o para mal. Pero es fundamental, si Nicaragua va a tener un desarrollo propio, que tenga una conciencia muy solida de su propia historia. La idea de este proyecto con el Fortín de Acosasco va un poco en ese sentido.


El ex combatiente sandinista Segustín Reyes Hernández, pertenecía a la Columna Carlos Manuel Jarquín del FSLN enseña nombres de sandinistas caídos en combate en la toma de León o asesinados por la Guardia en el Fortín. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


EN UNA DE LAS PAREDES DEL Búnker están los retratos del Estado Mayor del FSLN en León, todos muertos antes del triunfo el 19 de julio de 1979. Al lado de ellos, una infinita cantidad de nombres y apellidos escritos con marcador en papeles grandes con los nombres de los mártires que dieron sus vidas en el combate por la liberación de Nicaragua del yugo fascista somocista.

– Era una guerra de todo un pueblo, subraya Benito cuando relata sobre las personas masacradas y tiradas en las calles de León, documentadas en fotos de fotocopias.

– La Guardia estaba rodeada en toda la ciudad. A las 5 de la tarde comenzaba una balacera tremenda, diariamente a partir del 4 de junio de 1979. La aviación, que era un Hércules, tiraba bombas de 500 libras (226,8 kilos) de fósforo blanco y unos Push-pull (Lockhead, EEUU) de dos colas que sí hacían más daño. Cuando teníamos armas más pesadas no se bajaban tanto pero era momentos de horror y no pocos compañeros murieron por eso.

Un Mueso de verdad

Benito Lacayo es el tercer ex combatiente del grupo del trabajo para la restauración del Fortín:

– Estamos en plática con todas las autoridades municipales y con la ayuda del comandante guerrillero David Blanco y la comandante guerrillera Leticia Herrera queremos buscar financiamiento del proyecto para restaurar el Fortín. Ahora se está haciendo un diseño para la restauración como era originalmente. La idea incluso es raspar todas las paredes para que aparezcan todos los presos que estuvieron aquí, tanto civiles, borrachos como presos políticos y ver cómo fueron torturados con electrochoques. (En las paredes los presos acostumbraban grabar sus nombres, pero muchos de ellos hoy en día están ilegibles, ocultos bajo capas de suciedad) Cuando se tomó el Fortín había unas sillas de tortura. En fin queremos un Fortín que muestre la lucha anticolonial y todas las luchas de León hasta 1979 cuando fue la última Batalla para la toma de esta fortaleza por el pueblo encabezado por el Frente Sandinista, cuenta durante el recorrido en el Búnker.

El sueño de Benito Lacayo u otros ex combatientes sandinistas en León es que el Fortín se vuelve a ser un museo de verdad. FOTO: MIRIAM EMANUELSSON.


– La actual generación y las futuras no saben mucho (de su historia). Porque desde el 1990 hasta 2006 la lucha del pueblo se tapaba por los tres gobiernos neoliberales; Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños. No hay que revivir la guerra para hacer la guerra sino revivir el pasado para no cometer los mismos errores, si no, los vamos a seguir cometiendo. Ese es el objetivo del museo y vamos a tener un equipo de filminas, un equipo de parlantes, pero necesitamos dar mayor acondicionamiento a esto, y hace un gesto a las paredes y las construcciones deterioradas, no solo por los ladrones sino también por el paso del tiempo y del clima.

Toda una cronología

– En León hay muchos compañeros que puede relatar la historia como si fuera una novela. Cuando estuvieron presos, fueron torturados. Nuestra labor, que hemos iniciado con Jorge Capelan, es en función de hacer memoria, para que queden escritas esas memorias de todos los combatientes del 1956, que es el dato que tuvimos como primer referencia que fue la muerte del primer Somoza y la inmolación que hizo Rigoberto López Pérez. Pero a partir de ahí, o de la muerte de Augusto Cesar Sandino en 1936, no ha dejado el pueblo de Nicaragua de luchar. Toda esa experiencia es el cúmulo histórico de por qué este pueblo tiene su independencia. Y pienso que hay que recuperarlo y recobrarlo para tenerlo vivo para no cometer los mismos errores. Y más ahora cuando se dice que nuestro presidente (Daniel Ortega) es un “dictador”. Y con mucha más razón tenemos que recobrarlo porque no podemos permitir nada de eso, dice y se ríe de la ironía.

– Es mejor dirigir esa energía hacia la paz y hacia un bienestar para todos. Y si vamos a pelear, mejor que lo hagamos en un partido de béisbol.

El deseo de los compañeros en León es conseguir paneles de madera bien iluminados en donde pueden colocar fotos plastificadas que no se dañen por la humedad en el Búnker o en cualquier otra parte del Fortín. Pero mientras tanto, ya están las fotos copiadas en papeles de tamaño A2.

– El Fortín tiene 20 manzanas (aproximadamente 8 hectáreas). Durante el somocismo eran 40 manzanas, ya tomaron 20 (en invasiones de tierras, etcétera). Nosotros hemos luchado desde el 2012 para mantener las 20 manzanas porque es un patrimonio nacional y deben ser los combatientes que respondan por ese patrimonio, porque fueron ellos los que recuperaron en hecho y facto el Fortín.

– Ahora muchos de los combatientes somos viejos, estamos jodidos y enfermos, pero sus hijos pueden trabajar en este proyecto. Muchos compañeros son inválidos, lisiados por la guerra, resume Benito.





SALIMOS DEL FORTÍN ese domingo tranquilo pero de un calor ardiente. ¿Para qué quejarnos del clima? Nunca estuvimos adentro el “Horno”, o “la Pila de Salitre” o “la Pila de los electrochoques” como hicieron los que dieron su vida con el grito: ¡“Patria Libre o Morir”! que era la consigna durante esos largos años de lucha por la Liberación de esa pequeña pero orgullosa nación centroamericana.

Y juran de seguir la lucha por mantener la paz, pese a las amenazas de los sectores fascistas y obsesionados en Washington que amenaza con un “Nica Act” al exitoso desarrollo social y político que representa los tres gobiernos sandinistas desde la recuperación del poder político en enero del 2007.

Si fuera necesario, no hay duda que los hijos e hijas de Sandino están preparados para dar su grito de guerra contra el Invasor Yankiee: ¡“Patria Libre o Morir”!

[1] León, ¡nunca vencido!