martes, 16 de abril de 2019

Nicaragua: El color golpista de la bandera de la iglesia católica que pierde miles de feligreses

Niños esposados el 15 de abril 2018 en Masaya,
utilizados por una iglesia golpista.




Nicaragua: El color golpista de la bandera de la iglesia católica que pierde miles de feligreses

Por Dick Emanuelsson

Una vez más confirmamos lo que ya sabíamos. La iglesia católica, al menos su jerarquía, es la impulsora principal del golpe de estado y la creadora de la alianza cívica como vocera de sus planes y propósitos siniestros en la mesa de negociación y, pese a las pláticas que allí se están dando, continúa empeñada en mantener y propiciar una nueva escalada de acciones violentas y terroristas bajo su liderazgo, como cabeza que es de los planes de desestabilización”.

TEGUCIGALPA / 2019-04-16 / Son las palabras de la nicaragüense Margine Gutiérrez, reflejos de cómo en el municipio Masaya niños vestidos como presos con esposas pasearon por la iglesia el domingo pasado bajo el auspicio del cura de la parroquia.

Es un reflejo del odio de un cura que representa un sector de la iglesia católica que debería estar preso por ser asesinos intelectuales, que durante tres meses, con el inicio del 18 de abril de 2018 aterrorizaron al pueblo nicaragüense, estimulando la muerte, tortura y violaciones en las barricadas, cobrando “impuestos de guerra” a un pueblo humilde y pobre y rehén de esos terroristas.

En Masaya los terroristas quemó una de sus víctimas y la colocaron en medio de la calle, echándoles más gasolina, filmando su “trofeo de guerra” y subiéndolo a YouTube, prueba indiscutible utilizada por los fiscales en los juicios en donde esos criminales de guerra se califican “presos políticos”.

Otros terroristas de Masaya, como el grupo paramilitar “Los Zetas de Monimbo”, nombre del Cártel mexicano, responsable por miles de asesinatos de inmigrantes centroamericanos huyeron a Costa Rica donde el régimen pitiyankie lo otorga asilo político.

Uno de los paramilitares de "Los Zetas de Monimbo"
ante su obra de un carro robado y destruido.


En Masaya encontramos en el mes de febrero Reyna Fernández, una católica y estás fueron sus palabras:

Reyna Fernandez con sus hijos.
FOTO: MIRIAM E.
”Yo soy católica pero ya no voy más a la iglesia o a las misas. Porque durante una misa y el intento de golpe de estado el cura dio su respaldo a ese intento que nos tuvo como rehenes aquí en Masaya”.

En una encuesta la semana pasada el resultado fue como un balde de agua fría, mostrando que la cantidad de católicos han caído a solo 44%, perdiendo sobre todo a los evangélicos.

Sin duda el papa Francisco está preocupado. Tomó la decisión de llamar inmediatamente el peor de los obispos golpistas, Silvio Báez, el prelado que un encuentro clandestino grabado con siete campesinos expresó que quería ver presidente Daniel Ortega muerto.

Al mismo tiempo, ese sector golpista opositor ha promovido una terrible campaña en contra el representante del papa en Nicaragua, Waldemar Sommertag, hombre serio que ha promovido el diálogo entre gobierno y la siniestra alianza cívica opositora.

El hecho ahora que el cura de Masaya utiliza niños creyentes y temerosos “ante el Señor” es la gota que rebasa la copa. El papa debería retirarlo una vez para siempre para que Masaya celebra su tercera liberación.




El obispo golpista Silvio Baez:
La comunidad Eclesiástica San Juan Pablo Apóstol reveló un audio de una reunión conspirativa que sostuvo el obispo Silvio Báez con líderes campesinos, con el fin seguir desestabilizando al Gobierno de Nicaragua.







La jerarquía católica no quiere la paz
Por Margine Gutiérrez

15 Abril 2019 / Radio La Primerísima / Lo que ocurrió el domingo de ramos en la procesión de Masaya es una demostración fehaciente de que un sector de la Conferencia Episcopal utiliza la religión católica como medio para expresar las posiciones políticas confrontativas de algunos sacerdotes, faltando gravemente al respeto de las creencias y tradiciones religiosas de nuestro pueblo.

Por la carencia de respaldo popular, aprovechan la fe y la devoción de quienes asisten a estas procesiones, para montar un teatro que pretende dejar la impresión que es una movilización política de respaldo a las posiciones golpistas de la iglesia católica, más que un evento religioso.

Allí la virgen iba de adorno jugando una posición secundaria pues el primer plano, y a quienes rinden culto los feligreses, es a los niños, usados y manipulados por la iglesia católica, que representan a quienes estando prisioneros por delitos comprobados, no han logrado que el pueblo se movilice en demanda de su libertad.

Quieren a toda costa configurar una situación de represión, como en tiempos de la dictadura somocista, que no existe, y que ellos han estado queriendo provocar con numerosas actuaciones cuya falsedad, incluyendo los muertos inventados, han quedado al descubierto.

Lo que no han podido lograr en las calles, la iglesia católica lo asume de forma abierta y descarada: exacerbar la polarización política para estimular el reinicio de las acciones violentas y terroríficas que los mismos curas fomentaron el año pasado.

Son políticos disfrazados con sotanas que utilizan la religión católica y la posición privilegiada que les otorga el púlpito, más la fe de la gente, para llevar a cabo lo que le correspondería hacer a un partido político.

Una vez más confirmamos lo que ya sabíamos. La iglesia católica, al menos su jerarquía, es la impulsora principal del golpe de estado y la creadora de la alianza cívica como vocera de sus planes y propósitos siniestros en la mesa de negociación y, pese a las pláticas que allí se están dando, continúa empeñada en mantener y propiciar una nueva escalada de acciones violentas y terroristas bajo su liderazgo, como cabeza que es de los planes de desestabilización.

El mensaje es muy claro: no quieren la paz; quieren continuar en el negocio de la confrontación al servicio de quienes desde Washington exigen muertos, tranques, sandinistas quemados vivos, desapariciones como la de Bismarck Martínez para justificar una mayor escalada de agresiones contra nuestro país.

Es bueno recordar al cura de Masaya y a sus compinches, que no todos los que asisten a sus actividades religiosas comparten sus posiciones golpistas. Si nos atenemos a la encuesta recientemente realizada por "Borge y Asociados" un 41.6% de la gente simpatiza con el FSLN. Esto seguramente se expresa en la composición de la feligresía católica, siendo apenas una minoría la que podría estar de acuerdo en que una procesión religiosa se convierta en un sainete con fines político-partidistas para hacer lo que la oposición vende patria no ha podido.

La jerarquía de la iglesia católica, manipula, usa y abusa de la religión con fines políticos. La jerarquía de la iglesia católica viola derechos básicos y esenciales de la niñez. La iglesia católica, irrespeta a sus feligreses, que tienen diversas posiciones políticas. La jerarquía de la iglesia católica impone su posición confrontativa a los creyentes que asisten a un evento religioso y lo que reciben es un acto político.

La iglesia católica fomenta la polarización política en Nicaragua.

La jerarquía de la iglesia católica atenta contra las tradiciones religiosas de nuestro pueblo.

La jerarquía de la iglesia católica ha perdido capacidad para llevar el mensaje de aliento, amor al prójimo y de compasión a la población católica, con independencia del credo político que profesan.

La jerarquía de la iglesia católica viola la Constitución Política de Nicaragua que dice que es derecho de los nicaragüenses tener cualquier preferencia política.

La jerarquía de la iglesia católica está al servicio de una minoría.


La jerarquía de la iglesia católica no quiere la paz en Nicaragua.