Última palabra en El Nuevo Diario. |
Gioconda cuelga los guantes
miércoles 18 de enero de 2012
Por Jorge Capelán, Radio La
Primerísima , Tortilla con Sal.
Otra figura abandona el barco de la militancia
en la ultraderecha local en pleno naufragio. El 9 de enero, la otrora revolucionaria
escritora Gioconda Belli colgó los guantes y dijo adiós a su “lucha” desde las páginas
de El Nuevo Diario, que al cambiar de dueño ha abandonado las filas del antisandinismo
cavernícola que desde hace unos años a esta parte había estado encarnando.
En un artículo titulado
Agua Regia (un compuesto químico altamente corrosivo que descompone sustancias nobles
- algo así como la bilis, pero mucho peor) la autora reconoce la victoria aplastante
del sandinismo bajo la conducción del comandante Daniel Ortega y su compañera y
dirigente Rosario Murillo, y hace pública su decisión de dejar de escribir libelos
para El Nuevo Diario.
“No me callo”, asegura
Belli. “Los espero en mis novelas, en mi poesía, en esas otras ficciones que, hoy
por hoy, me parecen más claras que ésta”, escribe, refiriéndose a la realidad que
tercamente señala lo evidente: en Nicaragua hay Frente Sandinista y Daniel para
rato.
“Es así que Daniel
Ortega, que desde 1979 ha
ocupado, de una u otra manera, una posición clave en la política nicaragüense, se
consagra al retomar las riendas del gobierno, como el dirigente de más larga trayectoria
que hemos tenido jamás”, constata amargamente Doña Gioconda.
AÚN MÁS, BELLI SE ATREVE hasta a reconocer
el papel de Rosario Murillo y su estrategia de comunicación para lograr el cambio
político que actualmente experimenta la sociedad:
“La política sagaz
y sin escrúpulos que ha sido el distintivo más sobresaliente de Ortega se consolidó
en estos cinco años más allá de toda expectativa, gracias al apoyo de su esposa
Rosario Murillo”, escribe.
Veneno aparte, la
aceptación de la realidad puede ser un primer paso a la sanación de la otrora revolucionaria
escritora y de muchos otros en su situación.
Ni ayer ni hoy - hay
que recordarlo - a Doña Gioconda la han corrido de lugar alguno; ella se ha ido
por propia iniciativa. En la
Nicaragua del Pueblo Presidente - lo dijo Daniel en la Plaza el otro día - hasta Pancho
puede ser mandatario. ¿Si Pancho puede, por qué no ella? Claro, esa debería ser
una presidencia compartida con muchos otros - varios millones - de mandatarios.
Tal vez eso ahorita a Belli le suene a dictadura, y tal vez nunca la autora se reconcilie
con el concepto de democracia.
Por su parte, el pueblo
perdona todo (o casi todo). Pero pedirle que olvide es un abuso. Y en el caso de
Belli se trata de galones y galones de veneno y de insultos gratuitos servidos regularmente
en los medios dentro y fuera del país durante muchos años.
Por ahora, lo que
le queda a Doña Gioconda es su Agua Regia, un brevaje nada bueno para la salud.
Se va a sentir intelectualmente
sola en los círculos progresistas del mundo rico, donde ha venido interpretando
el papel del camaleón taimado desde hace bastantes años. Difícilmente logre que
los indignados europeos o los okupas de Wall Street compren su gastada teoría del
“felicismo” (“no luches, solo sé feliz”) - por no decir sus libros. En ese mundo
rico no faltarán las presiones de editores y críticos bien pagados que le exijan
repetir los ejes de propaganda previamente establecidos.
EN NICARAGUA, SUS EX-COMPAÑEROS le dirán
de todo. Si su ego se lo permite, tal vez encuentre alguna amistad con la que compartir
el doloroso despertar, pero cuidado y la vemos realizar un tragicómico comeback
a las trincheras, esta vez desde las páginas de La Prensa.
El de Gioconda Belli
es un tema interesante para una novela existencial, siempre y cuando se le aborde
con honestidad - tal vez un reto para la autora en esta nueva etapa que dice iniciar.
En términos sociales,
el de Belli es un ejemplo más de la debacle de un sector de la clase político-intelectual
nicaragüense que desde el 6 de noviembre ha empezado a confrontarse con la realidad
de que jamás encarnó una base social con arraigo, sino que ha sido usado - y pagado
- como sirviente del proyecto de las potencias de la OTAN ; es decir, de un proyecto
que el pueblo ya ha aprendido a reconocer desde lejos.
Radio La Primerísima , Tortilla con
Sal.